La tarde del jueves 11 de abril será recordada por la inauguración en Casa de Cultura de una muestra antológica que sintetiza seis décadas del trabajo realizado por el maestro y fotógrafo almanseño Pedro Olaya Ruano. A pesar de tratarse de una personalidad clave en el ámbito de la fotografía a nivel nacional y de ser admirado y reconocido en el ámbito artístico, su figura ha pasado prácticamente desapercibida para el gran público. Por este motivo, esta nueva actividad enmarcada en los actos de celebración del 40 Aniversario de la asociación Torre Grande y en colaboración con FotoClub Almansa, se dedicó a ofrecer un sentido y merecido homenaje a Pedro Olaya, repasando su prolífica trayectoria vital, profesional y fotográfica.
Tras unas palabras de reconocimiento al homenajeado por parte de Pilar Callado, alcaldesa de Almansa, el planteamiento del evento, desarrollado a modo de charla moderada por Juan Luis Hernández, prometía algo más que una inauguración al uso y, efectivamente, pronto las expectativas se vieron superadas. No solo en cuanto a la asistencia de público, que abarrotó la sala, sino ya desde las primeras palabras de Pedro que, haciendo gala de una memoria prodigiosa y un sentido del humor contagioso, comenzó a desgranar sus vivencias infantiles, quizás las que más marcan en la vida, sus estudios de Magisterio en una academia local -luego revalidados en instancias superiores- y sus aventuras en sus primeros años como maestro rural en minúsculas poblaciones de la sierra de Albacete y de Gerona. Unas historias que parecían surrealistas e increíbles, pero que en realidad mostraban todo lo que ha cambiado y evolucionado la sociedad española en las últimas décadas. Por eso, recuerdos como los de Pedro son tan necesarios conocer y valorar antes de que se pierdan como un eco en el tiempo.
Paralela a su vocación de maestro pronto surgió otra de sus pasiones, la faceta artística, primero entre pinceles y después ya entre penumbras, carretes y productos químicos, que según el protagonista del acto le habían destrozado las manos, pero por el contrario, le habían incrementado sus ganas de experimentar, innovar y sobre todo compartir sus avances y descubrimientos con otros entusiastas como él del mundo de la luz. Ello lo hizo a través de las páginas de la revista Arte Fotográfico, un punto de encuentro y de aprendizaje de referencia, así como del asociacionismo, llevándole a fundar la Asociación Fotográfica de Villena, su localidad de residencia y cuyo modelo se extendió a otras localidades cercanas. En este contexto, las décadas de los 70 y 80 fueron años dorados: exposiciones, talleres, conferencias, concursos nacionales e internacionales, premios,… hasta que llegaron las tecnologías digitales y Pedro, como otros muchos, quedaron desconcertados ante “un muro de 5 metros muy difícil de saltar”. Sin embargo, su vocación artística le llevó de nuevo a superarse y reinventarse. Tanto, que supo encontrar otras vías de expresión y comunicación, decantándose definitivamente por el color y por cualquier tema que le hiciera sentirse libre.
En palabras de Sergio Mendoza, comisario de la exposición y gran impulsor de la materialización de este proyecto, conocer la trayectoria y vida de Pedro Olaya es conocer la historia y el desarrollo de la fotografía en España desde los años 60 hasta la actualidad, y si además se hace de la mano de este divulgador incansable y artista irrepetible, la experiencia habrá sido inolvidable.