De la mano de nuestro nuevo Presidente, un grupo de 55 aguerridos almanseños cabalgamos a lomos de autobús por el valle del Júcar que, durante un tiempo, fue frontera entre Al-Ándalus y los reinos cristianos del norte. Visitamos las imponentes fortificaciones de Jorquera en un meandro encajado que, al igual que Alcalá del Júcar, controlaba uno de los pocos vados naturales del río; en Alcalá, las detalladas explicaciones de José Luis Simón nos permitieron entender los cambios que supuso la naciente artillería de asedio. También conocimos el poblamiento troglodítico de la zona y el estado de investigación arqueológica del territorio.
Una vez que repusimos fuerzas en Casa Zacarías (un muy recomendable restaurante en Higueruela), afrontamos la visita al yacimiento arqueológico de La Graja, una alquería musulmana que surge en torno al año 1000 y se despuebla unos cien años después cuando Toledo cae en manos de Alfonso VI y los cristianos inician las cabalgadas por el territorio comprendido entre el valle del Tajo y Sierra Morena. La huida de sus habitantes, que partieron con la idea de que la amenaza cristiana sería efímera y podrían volver, dejó el poblado con muchos vestigios que han colmado las expectativas de un nutrido equipo arqueológico que ha revolucionado el conocimiento científico de este periodo crucial de nuestra historia.
Tras el paréntesis invernal, la Asociación Torre Grande retomará sus viajes culturales en primavera, pero mantenemos nuestra programación especial con motivo de nuestro 40 Aniversario en forma de conferencias, presentaciones de libros y una actividad muy especial para niños: «Torre Chica» (de la mano de Sonia Sanz y su Centro didáctico de patrimonio) que presentaremos en el mes de noviembre.