Tras un desayuno reponedor después del viaje desde Almansa, Caravaca de la Cruz comenzó a descubrirnos sus bellezas y secretos. Un recorrido por el Santuario de la Vera Cruz, su museo y estancias como la sala de conjuros, fue el punto de partida de nuestra ruta por la localidad murciana. Desde la atalaya en la que se sitúa dicho monumento contemplamos todo el casco urbano y sus numerosas iglesias y edificios singulares. El templo de la Concepción y su maravilloso artesonado mudéjar, el casi catedralicio del Salvador y sus espectaculares columnas jónicas, y el convento de las madres carmelitas de San José y su fastuosa iglesia barroca, completaron una soleada aunque fría mañana de otoño. Después de una suculenta comida en el recinto del antiguo convento de la Compañía de Jesús, todavía nos esperaban dos platos fuertes. En primer lugar los magnéticos caballos del vino de Caravaca, con sus abigarrados bordados llenos de brillos, colorido y belleza neobarroca, y por último el Museo Arqueológico en la antigua iglesia de la Soledad.
Todo eso nos ofreció el viaje a Caravaca de la Cruz este pasado sábado 16 de noviembre. En primavera, la Asociación Torre Grande volverá a ofrecer una ruta para descubrir las riquezas patrimoniales y gastronómicas de otra localidad cercana a Almansa.